jueves, 11 de abril de 2013

REGION COSTA- Afroecuatorianos de Esmeraldas



 Afroecuatorianos de Esmeraldas

a. Ubicación geográfica

La mayor parte de la población afroecuatoriana habita en la provincia de
Esmeraldas, ubicada en el extremo nor-occidental del Ecuador, bordeada por el
Océano Pacífico. En esta provincia costeña, la temperatura anual alcanza los 23
grados Celsius de promedio y una pluviosidad anual de 3.000 mm.; goza de un clima
tropical y cálido durante todo el año. Aún se puede encontrar en sus costas y en las
riberas de los ríos manglares que inciden de manera definitiva en las actividades
productivas de sus pobladores.

b.Idioma

Español. Existen algunas diferencias fonéticas con el español andino. En general las
consonantes c, r, s, l y ll se suavizan; las consonante p se reemplaza por la c, al
interior de las palabras; la s se suprime la final de las palabras. También se emplean
algunas palabras de origen africano, especialmente para nombrar a seres
espirituales y a algunas prácticas rituales. La estructura gramatical no presenta
variaciones importantes.

c. Demografía

Población: La población afroesmeraldeña es de aproximadamente 450.000
habitantes, que hablan el español como lengua materna.

Tipo de asentamientos: La población vive en su gran mayoría en zonas rurales, tanto
en la faja costera, como en las riberas de los ríos del interior y en el bosque húmedo
subtropical. Los asentamientos, generalmente, están nucleados alrededor de los
servicios colectivos (escuelas, iglesia, dispensario médico).
Una cantidad importante de afroesmeraldeños también vive en la ciudad capital de la
provincia de Esmeraldas, sin que existan zonas específicas para su asentamiento.
Más bien se trata de asentamientos mixtos entre población afroesmeraldeña y
población mestiza hispano hablante.

Turismo
De playa y en las reservas naturales

Problemas sociales y ambientales
Desaparición de sus costumbres

Vivienda:
La vivienda de la población afroesmeraldeña de las zonas rurales,
conserva muchos rasgos de su origen africano; está hecha de caña guadúa (Parkia
biblobosa), conocida con el mismo nombre en Africa. El techo es fabricado con hojas
de palma, tejidas entre sí. Actualmente, este techo ha sido reemplazado por láminas
de zinc y las paredes de guadúa por otras de cemento o bloque; aunque este tipo de
construcción no es apropiado para las condiciones ecológicas del medio, se
considera como una muestra e prestigio y buena condición económica.
Generalmente la vivienda es amplia y espaciosa; existe un área destinada a recibir a
las visitas, a los amigos y parientes que acuden a conversar en la tarde; este cuarto
también acoge a los asistentes de velorios de algún miembro de la familia.
Detrás de la sala está ubicada la cocina, que cuenta siempre con una gran ventana
que da hacia el monte o hacia el patio trasero de la casa y que permite arrojar la
basura y las aguas servidas; la cocina tiene un brasero hecho de madera, barro y
piedras, en el cual cocinan con leña o carbón. La vajilla y los útiles de cocina se
colocan sobre una repisa de madera; en otro lugar se guardan los recipientes con
agua dulce, las bateas empleadas para el lavado de los trastes o la preparación de
los alimentos, la piedra de moler, las hojas de plátano con que se tapan las ollas, y
las ‘cabezas’ de plátano verde que es el producto central de la alimentación del
grupo afroesmeraldeño. Los víveres se guardan en canastos u ollas, que se cuelgan
de las vigas de la cocina.
Al interior existen pocos muebles e implementos; básicamente se cuenta con una
mesa, algunas sillas y camas para los familiares. En un rincón se guardan los
instrumentos de trabajo (machetes, anzuelos, redes, bateas, etc.).
La vivienda urbana tiene iguales características que la de la población mestiza
costeña. Se trata de viviendas de hormigón, bloque o ladrillo, con techo de loza o
zinc. En la ciudad es usual la existencia de un vestíbulo abierto hacia el exterior, que
corresponde al área social y un espacio interior, dividido en cuartos independientes
para la cocina, el comedor y los dormitorios.

Origen y evolución histórica

Luego de la expedición española de 1525, cuando el navegante Bartolomé Ruiz
llegó a la desembocadura del río Esmeraldas, encontró en la zona adornos de oro y
esmeraldas, realizados por la población nativa del lugar. Ya conformada la Audiencia
de Quito, se le encargó a Don Diego López de Zúñiga, la pacificación de esas
tierras; para ese entonces se habían asentado en la región los primeros grupos de
africanos, como consecuencia de los naufragios de navíos españoles que los traían
a América en condición de esclavos.
Según el Presbítero Miguel Cabello y Balboa, fue en 1533 que ocurrió el naufragio
de una nave en la desembocadura del río Esmeraldas. La nave naufragada traía
mercadería y esclavos africanos; el grupo estaba formado por 17 hombres y 6
mujeres; aprovechando la situación, se internaron en la selva y consiguieron así su
libertad.El origen de este grupo era diverso. Los esclavos pertenecían a distintos grupos
culturales de Africa; algunos eran miembros del pueblo Bantú, otros de Mozambique,
Angola y Africa Occidental. Luego se produjo la migración de grupos afro
procedentes de Panamá, Colombia y del Valle de El Chota, en Ecuador. Esta
diversidad produjo que la población llegada de diversos lugares, tuviera que adoptar
el idioma español para poder comunicarse entre sí, lo cual significó la pérdida de sus
lenguas maternas.Por otra parte, desde su llegada a tierras americanas, la población afroecuatoriana ha sido sometida a diversas formas de explotación que condujeron a que ellos deban ocultar sus prácticas culturales de origen africano, consideradas como
prácticas fetichistas y ‘primitivas’. Sin embargo, la población afroecuatoriana, en las
últimas décadas, reconoce que su cosmovisión, sus conductas, su extroversión, sus
cantos, bailes y religiosidad, están fuertemente influenciadas por sus raíces
africanas, lo cual genera un sentimiento de unidad y comunidad,
independientemente de cuál haya sido su origen étnico.
Más tarde, durante las guerras de la Independencia, muchos afroesmeraldeños
participaron en el ejército libertario. Posteriormente, durante la Revolución Alfarista,
también existió una fuerte presencia negra en el ejército revolucionario de Alfaro. A
lo largo de la historia del Ecuador, se destaca la presencia de este grupo en
momentos en que ha sido necesaria defender la integridad territorial del país.
Durante toda la etapa que va desde la Colonia hasta el siglo XX, la provincia de
Esmeraldas estuvo relativamente aislada de la vida nacional. Por ello, la mayor parte
de los asentamientos humanos, tanto de mestizos como de afroecuatorianos, eran
poblados rurales pequeños, en los cuales sus habitantes estaban dedicados a la
cacería, la pesca y la recolección de frutos tropicales, sin establecer relaciones
comerciales con otras regiones o provincias del país. Debido a esta condición, la
población afroesmeraldeña pudo desarrollar una forma de vida basada en sus
múltiples raíces africanas.
En el año de 1948, en que se inició la explotación del petróleo en el país, la bonanza
petrolera transformó profundamente este estilo de vida; en primer lugar se dio un
cambio en el destino de la producción agrícola: de ser una producción para la
subsistencia, se convirtió en una actividad comercial. Se dejó a un lado la pesca y la
cacería, para integrarse como mano de obra asalariada a las plantaciones de
banano que se instalaron en la zona y en las construcciones de obras civiles que se
empezaron a realizar en la provincia. Al aumentar la producción y la exportación del
banano en esta provincia, también se fortaleció el proceso de urbanización. Esto
condujo a la construcción de una importante red vial que integró la provincia al país.
A partir de 1974 se produjo el crecimiento demográfico de la provincia, y actualmente
se estima que el 56% de la población está constituida por jóvenes menores de 20
años. Un factor que influyó en esta situación es la creación del puerto marítimo de
Esmeraldas y la Refinería Petrolera; estas dos obras abrieron muchas plazas de
trabajo para la población de la provincia, pese a lo cual, los recursos económicos
generados por ellas, no han constituido un aporte real para el mejoramiento de la
calidad de vida de la población.
El nivel socioeconómico de las áreas rurales y urbanas en toda la Provincia es muy
bajo y, en general, la población carece de los servicios básicos.

 Actividades productivas o Economia
Tradicionalmente, los afroesmeraldeños que habitan en el campo han practicado
una agricultura de subsistencia combinada con la recolección de frutos del bosque
tropical y de recursos de los ríos y el mar. Existen diferencias en la actividad
productiva de acuerdo al sitio de asentamiento; quienes viven en las orillas de los
ríos, un medio en el cual resulta difícil la agricultura permanente, la base de la
subsistencia es la recolección de los recursos de la selva, como la tagua, el caucho y
la madera; también cultivan tabaco y banano, a pequeña escala, para la venta en el
mercado y el consumo familiar.
En las cabeceras de los ríos, se dedican al cultivo de banano, caña de azúcar, coco
y otras frutas tropicales; junto con esto, realizan el lavado de oro en los ríos y
también a la tala de madera, con que elaboran distintos objetos para su uso o para
la venta. Para la construcción de su vivienda, emplean la madera de pambil y la caña
que son más resistentes a las condiciones climáticas de la zona.
La población que vive a orillas del mar, se dedica principalmente a la pesca
artesanal y al comercio menor, especialmente de productos para el consumo de los
turistas que acuden masivamente a las playas del sector.
La población urbana que habita especialmente en la capital provincial, se dedica a
diversas actividades, ya sea en el sector de servicios o de comercio; existe un alto
porcentaje de profesionales de distintas disciplinas que realizan su actividad en los
más variados campos.

Organización social

Relaciones de parentesco: En general, la familia nuclear es el modelo más extendido
de organización social dentro del grupo afroesmeraldeño, aunque los familiares de la
mujer juegan un papel de apoyo y seguridad de los niños. En el área rural es común
que las parejas no sean estables; la madre puede tener varias parejas a lo largo de
su vida, y con ellas procrear sus hijos que quedan bajo su cuidado y protección. El
hombre, cuando vive con la familia, colabora en la manutención del hogar; pero al
disolverse el vínculo, su papel en la crianza y mantenimiento de los hijos queda en
un segundo plano.
Relaciones de género y generacionales: El centro de la familia afroesmeraldeña es
la mujer. Ella realiza las labores del hogar, se encarga del cuidado de los niños; en
múltiples ocasiones, debido a que la estabilidad del vínculo matrimonial es muy
frágil, la mujer debe encargarse tanto del cuidado de los hijos como de las labores
del campo, para la subsistencia de su hogar. Por ello, la mujer conoce las técnicas
para el cultivo, la recolección, el lavado de oro, etc.
Cuando la pareja vive junta, al interior de la familia, existe una cierta jerarquización
de los roles masculinos y femeninos, que se expresa, por ejemplo, en el hecho que
mientras el hombres y los hijos varones comen sentados a la mesa, la esposa y las
hijas mujeres comen sentadas en el suelo de la cocina. Pese a ello, las decisiones
familiares relativas al ámbito económico, son por lo común tomadas por consenso
entre el hombre y la mujer.
Los niños se integran tempranamente a las actividades productivas y, por lo tanto,
participan también de las decisiones familiares relativas al trabajo, aunque no a la
distribución de los ingresos del hogar. Por esta condición, hombres y mujeres
contraen matrimonio tempranamente, sobre todo en el campo, ya que cuentan con
ingresos propios para solventar la subsistencia de una nueva familia.

g. Organización política

Las formas de organización política tradicional de la población llegada de Africa no
pudieron mantenerse en el nuevo contexto, debido a las condiciones de vida que
tuvieron que enfrentar; la población esclava no podía tener ningún tipo de
organización ajena al régimen administrativo de las plantaciones o haciendas donde
trabajaban y desarrollar formas de liderazgo colectivo podía conducir a castigos y
penalizaciones. De hecho, los esclavos que fugaban de las plantaciones, formaron
colectivos llamados ‘quilombos’, que vivían alejados y escondidos del resto de la
sociedad, pues si eran descubiertos recibían fuertes sanciones.Por ello, la población afroesmeraldeña no ha consolidado un tipo de organización
política propia; en las últimas décadas se ha fortalecido una organización basada en
el modelo de la sociedad hispano hablante mestiza, que incluye una dirigencia
(presidente, secretario, vocales), elegida por los miembros del grupo
afroesmeraldeño. La pertenencia a estas organizaciones no es obligatoria ni
generalizada; son los individuos quienes deciden pertenecer o no a lasorganizaciones políticas que representan al pueblo afroesmeraldeño.

Aspectos religiosos

Uno de los aspectos que más influyó en la pérdida de las representaciones de origen
africano, fue la evangelización católica. La mayor parte de la población practica
actualmente esta religión, aunque con ciertos elementos de origen africano, que han
pasado de generación en generación a través de la tradición oral. Gracias a este
mecanismo se ha logrado un sincretismo entre las nociones de la divinidad del
catolicismo, con creencias animistas.
En la población rural es donde más se han conservado estas prácticas y creencias,ligadas a la existencia de fuerzas sobrenaturales que actúan en la vida cotidiana delas personas; un ejemplo de ello es la ‘Tunda’, un espíritu femenino que habita en el
bosque y que es convocada por las madres cuando desean que sus hijos tengan un
buen comportamiento; según su tradición, la ‘Tunda’, se lleva a los niños
desobedientes o mal educados.
También en las celebraciones religiosas se puede apreciar este sincretismo, como
en el caso de la fiesta de San Antonio. En esta fiesta se reúne toda la familia
ampliada, que llega de lugares distantes; durante la noche se toca los tambores, se
rezan los ‘alabados’ y la novena, se invoca a los muertos y se canta melodías tristes
que aluden a la historia del pueblo afro. La fiesta es organizada por quien ha recibido
los ‘votos’, que es el mandato para realizar la celebración; al siguiente año, habrá
otra persona que reciba los ‘votos’ y deba correr con los gastos de la fiesta. Este es
un mecanismo para fortalecer y mantener la unidad familiar y para transmitir de una
generación a otra, las tradiciones de su cultura.

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